Todos conocemos ya la importancia de nuestro sistema inmune. Nos protege, nos mantiene saludables, evita infecciones… el sistema inmune nos cuida todo el tiempo, pero pocos de nosotros sabemos cuidarlo a él. ¿Cómo potenciar nuestro sistema inmune para asegurar que funcione de manera óptima? Existen muchas maneras y, hoy, queremos mencionarte algunas.
Dieta
Llevar una dieta saludable es algo de lo que se habla mucho y que probablemente ya has escuchado, pero el cómo lograrlo es la parte que queremos tocar. Para mantener tu sistema inmune funcionando bien, éste necesita una variedad de nutrientes, pues distintos nutrientes cumplen distintas funciones. Por lo tanto, comer una variedad de alimentos y, especialmente, de frutas y verduras, es clave para lograrlo. Se recomiendan al menos cinco porciones de verduras y dos de fruta al día, que puedes conseguir consumiendo los alimentos frescos, en smoothies, caldos, etc. Esto nos proporcionará un consumo adecuado de vitaminas, minerales y fitoquímicos, pero también el consumo de ácidos grasos insaturados es importante para prevenir la inflamación y el desarrollo diversas patologías, y éstos pueden encontrarse a partir de alimentos como nueces, semillas, pescado azul, aceites vegetales, aguacate, etc.
Alcohol y tabaco
Relacionado con el tema de la dieta saludable está el alcohol, cuyo consumo se relaciona con una variedad de enfermedades, además de que puede afectar al sistema inmune, algo que tocamos en el artículo “Efectos del alcohol en el sistema inmune”. Asimismo, el consumo de tabaco tiene un gran impacto negativo sobre la inmunidad, así que, si es un hábito que tienes, quizás esta sea tu señal para dejarlo.
Hidratación y actividad física
Tomar agua también es un factor muy importante, pues la deshidratación puede afectar a nuestra piel y membranas, que nos protegen cuando los patógenos quieren entrar a nuestro cuerpo. Asegúrate de tomar agua también cuando hagas ejercicio, una actividad recomendada para mejorar nuestras defensas y salud metabólica, reducir la inflamación en nuestro cuerpo, regular nuestra respuesta inmune, etc. Además, está comprobado que realizar actividad física tiene una relación inversa con el riesgo de padecer enfermedades.
Control de estrés
El estrés y/o la depresión no sólo pueden debilitar a nuestro sistema inmune por sí solos, aumentando la inflamación en el cuerpo y reduciendo el número de linfocitos, glóbulos blancos, células natural killer, entre otros; pero, además, suelen llevarnos a malos hábitos como el sedentarismo, el consumo de comida chatarra, las noches de insomnio, etc. El manejo del estrés y de las emociones puede ayudarnos en la defensa contra gérmenes. Prácticas como la meditación, yoga o incluso ir a terapia son actividades ideales para mejorar nuestra salud.
Descanso
Relacionado con el último punto, tener una rutina de noche que nos relaje y nos prepare para un buen descanso puede ayudar en gran medida a nuestro sistema inmune. Dormir bien tiene un papel importante en nuestra respuesta inmune innata y adquirida, pues durante la noche, algunos componentes del sistema inmune se producen en mayor medida, por ejemplo, las citoquinas relacionadas con la respuesta inflamatoria, que nos pueden ayudar a recuperarnos, reparar heridas o defendernos ante alguna infección.
Estos cinco puntos, aunque parecen simples, pueden tener un efecto importante sobre la manera en que nuestro cuerpo se defiende de los ataques, por lo que es importante tomarlos en cuenta para que nuestro organismo pueda cuidarnos de la manera idónea.
Bibliografía
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